Macará

Gran gesto de Macará con uno de sus hinchas

Gran gesto de Macará con uno de sus hinchas
Gran gesto de Macará con uno de sus hinchas

Gran gesto de Macará con uno de sus hinchas

Gran gesto de Macará con un hincha manaba nacionalizado de ambateño y quiere tanto a su natal El Carmen como a Macará, Roney Cagua salió peladito de su tierra con la ilusión de ser futbolista. Trató de entrar a El Nacional donde peleó el puesto en el 2015, pero no logró consolidarse.

Enseguida se embarcó en un carro que lo llevó a Ambato y Macará le abrió las puertas. Jugó en la Sub 18 dos temporadas: 2016 y 2017. Su empresario, Diego Herrera, le ubicó en el Atlético Portoviejo en el 2018 y al siguiente año, el 2019, defendió la camiseta del Otavalo.

Herrera y la directiva de Macará optaron por el retorno para la pretemporada del 2020. El DT Paúl Vélez dio el visto bueno para que entrenara en Reserva y comenzar a probarlo en la Primera. Cagua, de 22 años, tenía encaminado su futuro en el balompié como un volante de marca, pero el infortunio le jugó en contra y se frustró su carrera. En marzo del 2020, cuando la pandemia del coronavirus paralizaba el mundo, la cotidianidad cambió radicalmente.

El 21 de marzo, el futbolista sufrió un accidente de tránsito en Ambato y su vida corrió peligro. Fue tan fuerte el impacto que hubo un instante en el que los médicos debieron tomar una decisión radical: amputarle su pierna derecha para salvarle la vida.

“Fueron días muy duros. Mi familia estaba en Manabí y no podía viajar por las restricciones de movilización. Mis amigos no podían visitarme en el hospital por el alto riesgo que había. Lloraba solo sin entender lo que me pasó. Gracias a Dios, los directivos de Macará nunca me abandonaron”, relata, con esa sensación de querer llorar por el difícil momento que vivió.

Después de estar más de un mes hospitalizado salió muy golpeado anímicamente. Recién cuatro meses después pudo juntarse con su padre, Bonico Cagua, agricultor de profesión, y su madre Rosa Cedeño, profesora. Ellos y sus dos hermanas fueron el empuje anímico para recuperar las ganas de salir adelante.

En noviembre del año pasado, Miller Salazar, el presidente celeste, le llamó por celular a Cagua para preguntar cómo estaba y ofrecerle una nueva oportunidad en el club. Esta vez, le invitó a trabajar en el equipo en la parte administrativa.

Emocionado volvió a Ambato y es parte de los empleados del club. También empezó a estudiar sicología. Quiere seguir vinculado fútbol y siguió un curso especializado en gestión deportiva y alto rendimiento en el Unisport Management School , de España.

Cuando puede, vuelve a pisar la cancha. Sueña con entrar a jugar cuando se adapte al uso de la prótesis nueva. Asiste a terapias para aliviar su dolor y acostumbrar a su cuerpo al soporte mecánico que intenta reemplazar su pierna derecha.

FUENTE: La Cancha

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